The miracle of the multiplication of the loaves and fishes in today’s gospel is certainly impressive. Last weekend, we heard that the disciples didn’t have time to eat. Today we learn about a massive crowd of over 5,000 people who gather with Jesus and whose stomachs are growling from hunger. In his goodness and tender mercy, Jesus multiplies their small amount of food and satisfies their hunger with 12 baskets left over. What a miracle!
As we reflect on this miracle and the kindness of Jesus we see the compassion and pity of Our Lord. His heart is moved by the crowd. He responds with tremendous generosity and his followers are content.
There is a challenge for us in this gospel passage. No, we cannot miraculously multiply loaves and fish to feed the hungry, but we can reach out with compassion nonetheless. Each time we are generous with others, we extend the miracle of Jesus. Each time we set aside selfishness and reflect generosity, we extend the miracle of Jesus. In that sense, all of us are called to multiply loaves and fishes.
Let us pray that through our hands the miracle of the Lord’s generosity might continue today. May our generosity help to satisfy our brothers and sisters in need.
Sincerely,
Rev. Miguel González
En Español:
El milagro de la multiplicación de los panes y los peces en el evangelio de hoy es ciertamente impresionante. El fin de semana pasado, escuchamos que los discípulos no tenían tiempo para comer. Hoy aprendemos sobre una multitud masiva de mas de 5,000 personas que se reunen con Jesús y cuyos estómagos grunen de hambre. En su bondad y ternura. Jesús multiplica su pequena cantidad de alimentos y satisface su hambre sobrandole canastas de comida. ¡Que milagro!
Al reflexionar sobre este milagro y la bondad de Jesus, vemos la compasión de Nuestro Senor. Su corazon es movido por la multitud. El responde con tremenda generosidad y sus seguidores están contentos.
Hay un desafío para nosotros en este pasaje del evangelio. No, no podemos multiplicar milagrosamente los panes y los peces para alimentar a los hambrientos, pero podemos extender nuestra compasión de todos modos. Cada vez que somos generosos con los demás, extendemos el milagro de Jesús. Cada vez que dejamos de lado el egoísmo y reflejamos la generosidad, extendemos el milagro de Jesús. En ese sentido, todos estamos llamados a multiplicar panes y peces.
Oremos para que a través de nuestras manos el milagro de la generosidad del Señor pueda continuar. Que nuestra generosidad ayude a satisfacer a nuestros hermanos y hermanas necesitados.
Sinceramente,
Rev. Miguel González