At one point in her life, Saint Catherine of Siena asked herself the following question: “what’s my nature?” St. Catherine answered herself with: “It is fire.” Of course, she was speaking about the great love she had for Jesus. Fire was how she described her tremendous love for Jesus and the love she felt burning within her from the Lord. She fueled this fire with prayer. At one point she said, “O gentleness of love! How can your bride’s heart keep from loving you?”. These words expressed her profound love for Jesus and how that love inspired her to care and service.
In one of her dialogues with Jesus she expressed, “Oh my Lord, what a grace it would have been for me if I had been some of the stone or soil in which your cross was set, for I would have received some of your blood that flowed down from the cross!” Then the answer from Jesus to her was: “My dearest daughter, you were the stone that held me, you and everyone else – I mean my love for you – for nothing else could have held me there.” It is within this dialogue where we see the solid bond in terms of her relationship with Jesus. We witness her desire to be one with the Lord and her freedom and detachment from things in this world. Nothing but him was what she wanted in this world.
By reaching that point in her spirituality, Saint Catharine of Siena, was able to lift her heart to Jesus. This state allowed her to rise above any of her defects and limitations so as to reach out to her neighbor and their needs. In her love for Jesus she had the ability to see the beauty within other human beings. In her actions and prayers, she proclaimed her identity with the lowly and sinners in society. She opened herself and welcome every soul who came her way.
Fire is a word that really describes our Saint. Let us imitate her fire by taking our friendship with Jesus more seriously so that in the likeness of Saint Catharine of Siena we might be able to contemplate the love of Jesus and his presence in this world. Let us be on fire and burn with love and service to all those we meet.
Sincerely,
Rev. Miguel González
en español:
En un momento de su vida, Santa Catalina de Siena se hizo la siguiente pregunta: "¿Cuál es mi naturaleza?" Santa Catalina se respondió a sí misma con: "Es fuego". Por supuesto, ella estaba hablando del gran amor que tenía por Jesús. Fuego fue como describió su tremendo amor por Jesús y el amor del Señor que sentía ardiendo dentro de ella. Ella alimentó este fuego con oración. En un momento, ella dijo: “¡Oh dulzura de amor! ¿Cómo puede el corazón de tu novia dejar de amarte? ". Estas palabras expresaron su profundo amor por Jesús y cómo ese amor la inspiró a cuidar y servir.
En uno de sus diálogos con Jesús expresó: “Oh mi Señor, qué gracia hubiera sido para mí si hubiera sido parte de la piedra o del suelo en el que se colocó tu cruz, porque hubiera recibido un poco de tu sangre que fluyó desde la cruz! " Entonces la respuesta de Jesús a ella fue: "Mi queridísima hija, tú eras la piedra que me sostenía, tú y todos los demás, me refiero a mi amor por ti, porque nada más podría haberme retenido allí". Es dentro de este diálogo donde vemos el vínculo sólido en cuanto a su relación con Jesús. Somos testigos de su deseo de ser uno con el Señor y de su libertad y desapego de las cosas de este mundo. A nadie más que a él era lo que ella anhelaba en este mundo.
Al llegar a ese punto de su espiritualidad, Santa Catalina de Siena pudo elevar su corazón a Jesús. Este estado le permitió superar cualquiera de sus defectos y limitaciones para llegar a su prójimo y sus necesidades. En su amor por Jesús, tuvo la capacidad de ver la belleza dentro de otros seres humanos. En sus acciones y oraciones, proclamó su identidad con los humildes y los pecadores de la sociedad. Se abrió y dio la bienvenida a todas las almas que se cruzaban en su camino.
Fuego es una palabra que realmente describe a nuestro Santo. Imitemos su fuego tomándonos más en serio nuestra amistad con Jesús para que, a semejanza de santa Catalina de Siena, podamos contemplar el amor de Jesús y su presencia en este mundo. Estemos en llamas y ardamos en amor y servicio con todos los que encontremos.
Sinceramente,
Rev. Miguel González