From your Pastor...
The humility that we find demonstrated in the life of the Lord is impressive. This weekend’s gospel was the multiplication of the bread and fish. When the people found out that Jesus was a real prophet, they wanted him to be the king. The Scripture says “Since Jesus knew that they were going to come and carry him off to make him king, he withdrew again to the mountain alone.” John 6:15. Jesus demonstrates once again that he was not performing miracles to impress people or to become popular but for people to realize that He was God so that they could change their hearts and follow him.
The reality of our human condition is that often times we like to be admired, praised for the good things we do and to enjoy some level of popularity. When people don’t appreciate us, we can easily become hurt and resentful of the fact that we are not getting credit. At times, it can be a battle for us to foster the virtue of humility in our lives. Rather than living the life of Jesus, we can create within ourselves pretentious people who focus on ourselves with our motives being self-serving and selfish. It is the nature of our world today that pride and focus on self are very strong.
The virtue of humility challenges us to see ourselves in the light of God. He is the one who grants us all of our gifts, talents, and accomplishments. Humility calls us to submit to a higher authority and to accept our mistakes and any constructive criticism with a spirit of honesty. The reality is that we don’t know everything and we are not perfect. That belongs to God alone.
Let us pray that we might grow in the virtue of humility and better reflect the likeness of Jesus in our daily lives. To this end, let us pray the Litany of Humility:
“O Jesus! meek and humble of heart, hear me.
From the desire of being esteemed, deliver me, O Jesus.
From the desire of being loved, deliver me, O Jesus.
From the desire of being extolled, deliver me, O Jesus.
From the desire of being honored, deliver me, O Jesus.
From the desire of being praised, deliver me, O Jesus.
From the desire of being preferred to others, deliver me, O Jesus.
From the desire of being consulted, deliver me, O Jesus.
From the desire of being approved, deliver me, O Jesus.
From the fear of being humiliated, deliver me, O Jesus.
From the fear of being despised, deliver me, O Jesus.
From the fear of suffering rebukes, deliver me, O Jesus.
From the fear of being calumniated, deliver me, O Jesus.
From the fear of being forgotten, deliver me, O Jesus.
From the fear of being ridiculed, deliver me, O Jesus.
From the fear of being wronged, deliver me, O Jesus.
From the fear of being suspected, deliver me, O Jesus.
That others may be loved more than I, Jesus, grant me the grace to desire it.
That others may be esteemed more than I, Jesus, grant me the grace to desire it.
That, in the opinion of the world, others may increase and I may decrease, Jesus, grant me the grace to desire it.
That others may be chosen and I set aside, Jesus, grant me the grace to desire it.
That others may be praised and I unnoticed, Jesus, grant me the grace to desire it.
That others may be preferred to me in everything, Jesus, grant me the grace to desire it.
That others may become holier than I, provided that I may become as holy as I should, Jesus, grant me the grace to desire it.
Sincerely,
Rev. Miguel González
en español:
De parte de su Pastor…
La humildad que encontramos demostrada en la vida del Señor es impresionante. El evangelio de este fin de semana fue la multiplicación de los panes y los peces. Cuando la gente se enteró de que Jesús era un verdadero profeta, querían que él fuera el rey. La Escritura dice:” Jesús se dio cuenta de que iban a tomarlo por la fuerza para proclamarlo rey, y nuevamente huyó al monte él solo.” Juan 6:15. Jesús demuestra una vez más que no estaba haciendo milagros para impresionar a la gente o para hacerse popular, sino para que la gente se diera cuenta de que Él era Dios para que pudieran cambiar sus corazones y seguirlo.
La realidad de nuestra condición humana es que muchas veces nos gusta ser admirados, elogiados por las cosas buenas que hacemos y disfrutar de cierto nivel de popularidad. Cuando las personas no nos aprecian, fácilmente podemos sentirnos heridos y resentidos por el hecho de que no estamos recibiendo crédito. A veces, puede ser una batalla para nosotros fomentar la virtud de la humildad en nuestras vidas. En lugar de vivir la vida de Jesús, podemos crear dentro de nosotros personas pretenciosas que se enfocan en nosotros mismos con motivos egoístas. Es la naturaleza de nuestro mundo de hoy que el orgullo y el enfoque en uno mismo es muy fuerte.
La virtud de la humildad nos desafía a vernos a nosotros mismos a la luz de Dios. Él es quien nos concede todos nuestros dones, talentos y logros. La humildad nos llama a someternos a una autoridad superior y a aceptar nuestros errores y cualquier crítica constructiva con un espíritu de honestidad. La realidad es que no lo sabemos todo y no somos perfectos. Eso pertenece solo a Dios.
Oremos para que podamos crecer en la virtud de la humildad y reflejar mejor la semejanza de Jesús en nuestra vida diaria. Para ello recemos la Letanía de la Humildad:
“¡Oh Jesús! Jesús manso y humilde de Corazón, -Óyeme.
Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús
Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús
Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús
Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús
Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús
Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús
Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús
Del temor de ser humillado, líbrame Jesús
Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús
Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús
Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús
Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús
Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús
Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús
Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús
Que otros sean más amados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean más estimados que yo, Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse, Jesús dame la gracia de desearlo Que otros sean alabados y de mí no se haga caso, Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil, Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean preferidos a mí en todo, Jesús dame la gracia de desearlo
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda, Jesús dame la gracia de desearlo.
Sinceramente,
Rev. Miguel González