I took a break last weekend from writing an article but today I would like to continue sharing some thoughts about St. Paul’s understanding of love. The phrase for this weekend is “Love is not irritable or resentful.” The person who loves is someone who strives to live in peace with others. This can mean, therefore, that we have to guard against being grumpy or crabby. We know that when we allow ourselves to give in to little irritations, we become difficult to live with. Moreover, sometimes our irritations come from resentment of others and jealousy about what they have and who they are. Love is not irritable or resentful.
One of the remedies for this is to practice the virtue of patience. Patience with ourselves and our situation in life is a recognition of our own limitations and our ultimate need for God. Sometimes there are things that we cannot change about ourselves or other people. It is in those moments when we turn to God is spirit of patient trust that He is in charge. In His great love for us, all will be well. When we try to fix things that we have no control over, we often fall into anger.
In his letter to the Ephesians, St. Paul says, “Be angry but do not sin; do not let the sun go down on your anger.” I know of some married couples who have agreed not go ever go to bed with a resentful heart. That can be difficult but it is probably good advice for all of us--–married or not. Before we sleep, we ask God to help us to let go of resentment and to forgive. That kind of practical strategy will no doubt help us to find deeper peace in our lives.
Let us continue praying for and practicing the virtue of patience so that our love never becomes irritable or resentful.
Sincerely,
Rev. Miguel González
en Español:
Tome un descanso El fin de semana pasado no escribí ningún artículo, pero hoy me gustaría continuar compartiendo algunas ideas sobre la comprensión de San Pablo acerca del amor. La frase para este fin de semana es "El amor no es irritable o resentido." La persona que ama es alguien que se esfuerza por vivir en paz con los demás. Esto puede significar, por lo tanto, que tenemos que tratar de no ser grun ones o malhumorados. Sabemos que cuando nos dejamos ceder a pequeñas irritaciones, nos volvemos difíciles de vivir. Adema s, a veces nuestras irritaciones provienen del resentimiento de los dema s y los celos de lo que tienen y quie nes son. El amor no se irrita ni es resentido.
Uno de los remedios para esto es practicar la virtud de la paciencia. La paciencia con nosotros mismos y nuestra situación en la vida es un reconocimiento de nuestras propias limitaciones y nuestra necesidad última de Dios. A veces hay cosas que no podemos cambiar en nosotros mismos o en otras personas. Es en esos momentos cuando nos volvemos a Dios en espí ritu de paciente confianza, sabiendo que El está a cargo. En Su gran amor por nosotros, todo estará bien. Cuando tratamos de arreglar cosas sobre las que no tenemos control, a menudo caemos en la ira. En su carta a los Efesios, San Pablo dice: "si se enojan no pequen”. No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol. "Sé de algunas parejas casadas que han acordado no ir a la cama con un corazo n resentido. Eso puede ser difí cil, pero probablemente es un buen consejo para todos nosotros, casados o no. Antes de dormir, le pedimos a Dios que nos ayude a dejar ir el resentimiento y perdonar. Ese tipo de estrategia práctica nos ayudara sin duda a encontrar una paz ma s profunda en nuestras vidas.
Continuemos orando y practicando la virtud de la paciencia para que nuestro amor nunca se irrite o sea resentido.
Sinceramente,
Rev. Miguel González