Last Sunday, we heard the familiar gospel story about Jesus cleansing the temple. People were using it as a marketplace. Jesus became angry and cleared the money changers out because they were not using it as house of prayer but as a place of business.
Our first reading for this Fourth Sunday of Lent continues the theme of the temple and the ways in which people were polluting the temple long before the coming of Christ. They were warned by God that their behav- iors were blasphemous but they ignored and mocked the warnings. God, therefore, permitted the Chaldeans to conquer Jerusalem, destroy the temple, and loot the treasuries. People were taken away to Babylonia. And for years, they suffered.
Not heeding warnings and being stubborn in our relationship with God is picked up again in the Gospel. The people did not want to fulfill the Lord’s will and were thus punished through a plague of poisonous ser- pents. They were dying until Moses built a bronze serpent and placed it up on a pole so that all might see it. This image pre-figured the cross.
The gospel tells us that Jesus himself was to be lifted high on the cross so that all those poisoned by arrogance, stubbornness, pride, infidelity, dis- obedience and greed might have the possibility to be saved.
During the remaining weeks of Lent, let pray that we might prostrate ourselves at the foot of the cross, fix our eyes on Jesus, recognize our wrongdoings, and renew our hope for eternal life in him.
Sincerely, Miguel González
El domingo pasado, escuchamos la conocida historia del evangelio acerca de Jesus purificando el templo. La gente lo usaba como un mercado. Jesús se enojó y saco a los cambistas de dinero porque no usaban el templo como casa de oracion sino como un lugar de negocios.
Nuestra primera lectura de este Cuarto Domingo de Cuaresma continuá el tema del templo y las formas en que las personas estaban contaminando el templo mucho antes de la venida de Cristo. Dios les advirtió que sus comportamientos eran blasfemos, pero ignoraron y se burlaron de las advertencias. Dios, por lo tanto, permitió a los caldeos conquistar Jerusalén, destruir el templo y saquear los tesoros. La gente fue llevada a Babilonia. Y durante años, sufrieron.
No prestar atención a las advertencias y ser terco en nuestra relación con Dios es tomado nuevamente en el Evangelio. La gente no quería cumplir la voluntad del Señor y, por lo tanto, fue castigada con una plaga de serpientes venenosas. Se estaban muriendo hasta que Moisés construyó una serpiente de bronce y la colocó en un poste para que todos pudieran verla y sanarse. Esta imagen prefigura la cruz.
El evangelio nos dice que Jesús mismo debía ser elevado en la cruz para que todos aquellos envenenados por la arrogancia, la terquedad, el orgullo, la infidelidad, la desobediencia y la codicia pudieran tener la posibilidad de ser salvados.
Durante las semanas restantes de la Cuaresma, rece para que podamos pos- trarnos al pie de la cruz, fijar nuestros ojos en Jesús, reconocer nuestras malas acciones y renovar nuestra esperanza de vida eterna en él.
Sinceramente,
Rev. Miguel González