From your Pastor…
You wicked, lazy servant!... throw this useless servant into the darkness outside, where there will be wailing and grinding of teeth.” These are the harsh words Jesus uses in this Sunday’s gospel. The parable is meant to highlight the danger of sloth. Sloth is one of the seven deadly sins. Essentially, it is a form of laziness which can be manifested in spiritually, mentally, or physically.
In this Sunday’s parable, Jesus talks about three people who are given talents in proportion to their ability to make more. He doesn’t demand the same from everyone. He just wants them to be good stewards with the amount they have been given.
The master leaves his servants for a long journey. He eventually returns and asks his servants to give an accounting of what the master had entrusted to them. The one with five returned five more. The one given two returned two more. But the servant given just one ended up burying it and not producing any more. Jesus, through the master, calls him a wicked and lazy servant – someone consumed with sloth and fear.
This parable reminds us today that we too need to be on guard against being lazy in both spiritual and physical matters. We are called to be good stewards of what he has given to us.
Related to the vice of sloth is that of fear. The last servant acted “Out of fear.” He was afraid of losing the money, and afraid of taking any risks.
The story is told about a man walking by a park at night. From the bushes he heard a young lady scream. It was dark, no one else was around, and he wasn’t as strong as he used to be. He though, “should I risk going into those bushes to help? Or, should I just go find the police?” He was afraid. He ended up deciding to help, stepped into the bushes and confronted the man attacking the young woman. It turned out that the young woman was actually his daughter! Overcoming fear allowed him to save his own child. The point is that fear can prevent us from doing the good we should be doing. The Lord has entrusted us with many talents. Our task is to respond generously. Let us ask the Lord to fight against the vice of laziness and the vice of fear. For when we do, we know that we are on the road to our eternal reward in Heaven for all of us want to hear those words from Jesus, “well done, good and faithful servant.”
Sincerely,
Rev. Miguel González
De parte de su Pastor…
¡Siervo malvado y holgazán!... arroja a este siervo inútil a las tinieblas de afuera, donde será el llanto y el crujir de dientes”. Estas son las duras palabras que Jesús usa en el evangelio de este domingo. La parábola pretende resaltar el peligro de la pereza. La pereza es uno de los siete pecados capitales. Esencialmente, es una forma de pereza que puede manifestarse espiritual, mental o físicamente. .
En la parábola de este domingo, Jesús habla de tres personas a quienes se les dan talentos en proporción a su capacidad para ganar más. No exige lo mismo de todos. Sólo quiere que sean buenos administradores con la cantidad que se les ha dado.
El amo deja a sus sirvientes para un largo viaje. Finalmente regresa y pide a sus sirvientes que le den cuentas de lo que el amo les había confiado. El que tenía cinco devolvió cinco más. Al que le dieron dos devolvió dos más. Pero el sirviente al que se le dio solo uno terminó enterrándolo y no produciendo más. Jesús, a través del maestro, lo llama siervo malvado y perezoso, alguien consumido por la pereza y el miedo.
Esta parábola nos recuerda hoy que nosotros también debemos estar en guardia para no ser perezosos tanto en los asuntos espirituales como físicos. Estamos llamados a ser buenos administradores de lo que él nos ha dado.
Relacionado con el vicio de la pereza está el del miedo. El último sirviente actuó “por miedo”. Tenía miedo de perder el dinero y de correr riesgos.
Se cuenta la historia de un hombre que caminaba por un parque de noche. Desde los arbustos escuchó gritar a una joven. Estaba oscuro, no había nadie más alrededor y él ya no era tan fuerte como solía ser. Él pensó: “¿Debería arriesgarme a ir a esos arbustos para ayudar? ¿O debería simplemente ir a buscar a la policía? Él tenía miedo. Terminó decidiendo ayudar, se metió entre los arbustos y se enfrentó al hombre que atacaba a la joven. ¡Resultó que la joven era en realidad su hija! Superar el miedo le permitió salvar a su propia hija. La cuestión es que el miedo puede impedirnos hacer el bien que deberíamos hacer. El Señor nos ha confiado muchos talentos. Nuestra tarea es responder generosamente. Pidamos al Señor que luche más contra el vicio de la pereza y el vicio del miedo. Porque cuando lo hagamos, sabremos que estamos en el camino hacia nuestra recompensa eterna en el Cielo porque todos queremos escuchar esas palabras de Jesús, "bien hecho, siervo bueno y fiel".
Sinceramente,
Rev. Miguel González