From your Pastor…
“Whoever remains in me and I in him will bear much fruit, because without me you can do nothing” (Jn 15:5). This is a true statement. We know that without God we cannot do anything and yet we sometimes act as if he does not exist. Moreover, we attribute to God things like natural disasters or great suffering that puts the guilt on God rather than the true source of those difficulties.
One of the ways we remain in Him so as to bear fruit is to be people of prayer. Prayer brings us into communion with the Lord. Prayer allows us to see our struggles in the context of faith and, even if we don’t find an immediate solution, we grow closer to Jesus. At times is it easy to let our prayer life slip. The busyness and complexity of life crowd out time for the Lord. This is why we need to be intentional about our prayer.
I suggest searching for a specific place that you find conducive for prayer. I have a friend who prays on the right side of his couch facing an icon of the crucifixion and a small statue of the Blessed Virgin Mary. Scheduling a specific time for prayer is also important. Some people are morning people and others find it easier to pray at night. Whatever works for you in terms of space and time is the most important thing.
Prayer is indispensable for life just as food for the body. Prayer gives the peace that our minds and hearts are searching for. Prayer gives us the graces that help us to be solid in faith. Prayer empowers us to be strong in the midst of the adversities of life. Prayer will reveal fruits such as generosity, service and love. Our prayer uncovers our dignity and our worth before Jesus. Prayer, done well, establishes a solid and strong relationship with God.
Sincerely,
Rev. Miguel González
De parte de su Pastor…
“Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada” (Jn 15:5). Esta es una verdadera declaración. Sabemos que sin Dios no podemos hacer nada y, sin embargo, a veces actuamos como si no existiera. Además, atribuimos a Dios cosas como desastres naturales o grandes sufrimientos culpándolo en lugar de ver la verdadera fuente de esas dificultades.
Una de las maneras de permanecer en Él para dar fruto es ser personas de oración. La oración nos lleva a la comunión con el Señor. La oración nos permite ver nuestras luchas en el contexto de la fe y, aunque no encontremos una solución inmediata, nos acercamos más a Jesús. A veces es fácil dejar que nuestra vida de oración se deslice. El ajetreo y la complejidad de la vida desplazan el tiempo para el Señor. Es por eso que debemos ser intencionales en nuestra oración.
Sugiero que busquen un lugar específico de encuentro para la oración. Tengo un amigo que reza del lado derecho de su sofá frente a un crucifijo y una pequeña estatua de la Santísima Virgen María. También es importante programar un tiempo específico para la oración. Algunas personas son madrugadoras y a otras les resulta más fácil orar por la noche. Lo que funcione para ti en términos de espacio y tiempo es lo más importante.
La oración es indispensable para la vida como el alimento para el cuerpo. La oración da la paz que nuestra mente y nuestro corazón están buscando. La oración nos da las gracias que nos ayudan a ser sólidos en la fe. La oración nos empodera para ser fuertes en medio de las adversidades de la vida. La oración revelará frutos como la generosidad, el servicio y el amor. Nuestra oración descubre nuestra dignidad y nuestro valor ante Jesús. La oración, bien hecha, establece una relación sólida y fuerte con Dios.
Sinceramente,
Rev. Miguel González