From your Pastor…
                  This weekend we celebrate the Third Sunday of Advent which is known as “Gaudete Sunday” or “Joyful Sunday.”  This Sunday invites us to enter into a “Momentum Laetitiae” as we rejoice in the coming of the Messiah at Christmas. This joy is rooted in anticipation of the coming of our Savior.  This is not a superficial emotion but a profound and deep joy which comes from knowing that Christ is close to us.  
                  For this particular Sunday, we change from the color purple to the color rose.  The tone of the color rose is brighter and reflects an increased sense of peace and hope.   The readings also reflect joy and hope as St. Paul declares to the Philippians: “Rejoice in the Lord always. I shall say it again: Rejoice!”  This joy helps us to break through suffering and anxiety.  It is a deep sense of peace rooted in the presence of Jesus Christ and our knowledge that God is with us.  That divine presence gives us hope in his promise of salvation.   
                  We all know people who seek the joy which the world has to offer.  They have attempted to find happiness apart from God and His Church.  This only leads to a passing and superficial joy.  Seeking wealth, success, pleasure, and recognition are ultimately empty pursuits.  The Church, however, offers a wellspring of true and lasting joy through her sacraments, prayer, and community life.   St. Augustine famously said, "You have made us for Yourself, O Lord, and our hearts are restless until they rest in You."
                  As we continue marking this time of preparation let us rejoice in Knowing that the Lord is coming, not to condemn the world, but to redeem it. Let us also invite those whom we know who have lost their relationship with the Church to come home for Christmas and renew their joy. 
 
Sincerely, 
Rev. Miguel González
 
 
 De parte de su Pastor… 
 
Este fin de semana celebramos el Tercer Domingo de Adviento, conocido como “Domingo Gaudete” o “Domingo de Gozo”. Este domingo nos invita a entrar en un “Momentum Laetitiae” mientras nos regocijamos por la llegada del Mesías en Navidad. Esta alegría tiene sus raíces en la anticipación de la llegada de nuestro Salvador. No se trata de una emoción superficial, sino de una alegría profunda que proviene de saber que Cristo está cerca de nosotros.
 
Para este domingo en particular, cambiamos del color púrpura al color rosa. El tono del color rosa es más brillante y refleja una mayor sensación de paz y esperanza. Las lecturas también reflejan alegría y esperanza, como declara San Pablo a los filipenses: “Regocijaos en el Señor siempre. Lo repito: ¡Regocijaos!”. Esta alegría nos ayuda a superar el sufrimiento y la ansiedad. Es una profunda sensación de paz arraigada en la presencia de Jesucristo y en nuestro conocimiento de que Dios está con nosotros. Esa presencia divina nos da esperanza en su promesa de salvación.
 
Todos conocemos a personas que buscan la alegría que el mundo tiene para ofrecer. Han intentado encontrar la felicidad apartados de Dios y de su Iglesia, pero esto sólo conduce a una alegría pasajera y superficial. Buscar riquezas, éxito, placer y reconocimiento son, en última instancia, actividades vacías. La Iglesia, sin embargo, ofrece una fuente de alegría verdadera y duradera a través de sus sacramentos, la oración y la vida comunitaria. San Agustín dijo: "Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".
 
Mientras continuamos celebrando este tiempo de preparación, alegrémonos sabiendo que el Señor viene, no para condenar al mundo, sino para redimirlo. Invitemos también a aquellos que sabemos que han perdido su relación con la Iglesia a que vengan a casa para Navidad y renueven su alegría.

Sinceramente,     
Rev. Miguel González