The end of our liturgical year is upon us. This is why the Church gives us readings at Mass which speak about the end times. In the scriptures today we hear about the destruction of the world with the loss of light and the sky falling all around. Jesus says that when these things start happening, then he will return filled with glory to judge the living and the dead. These readings remind us that everything we have here is temporary. Everything will pass except the words of God. His plan for salvation will be fulfilled.
One of the temporary things prevalent in our modern world is technology. For many people, technology has a way of dominating life, forming our minds, and impacting our souls. All too often, we can wait for the newest version, the latest update, the improved function, etc. This can lead to a negative impact on our lives and the lives of our family members.
Jesus wants us to be alert to His coming. Out of obedience, we should keep our hearts and minds open to God and follow his commandments. It is only with obedience to the will of God and to the Church that we will be able to attain holiness.
Technology can act as a barrier in that many times, we hear people being “too busy” to spend time in prayer or to reflect on the word of God but nowadays we have all the time in the world to spend on social media, entertainment, instant messaging, etc. When this is out of balance, we jeopardize our relationship with God. Social media can replace our need to obey the inner voice of God in the midst of us. It becomes easier to hear other voices and trust in them rather than trusting in the voice of our conscience properly formed according to the commands of God.
We know too that social media can also limit communication within the family. The family is where there is mutual love, respect, and support. Technology has changed the way we relate to one another. We look more at screens than at each other’s faces. We let ourselves to be absorbed in technology instead of spending time learning how everyone in the family is doing. Even when technology is a helpful tool, it has the potential to replace family relationships.
In the gospel this weekend we are invited to be watchful and alert. Jesus is calling us to fix our eyes on him alone who is our Lord and Savior. Technology must serve us and not enslave us. It should be used wisely in a way that doesn’t disrupt our obedience to God, our friendships, and our family relationships. We must stay vigilant as the Lord says so that we may not be attached to anything or get distracted with the superficial things of this world.
As we continue being in constant vigilance, let us ask the Lord to help us to always be prepared for his coming, through prayer, quiet, genuine conversation with our family and other people. Let us set aside time for silence where we can listen to God’s voice and enjoy a genuine presence with each other. Let us approach the end of time, knowing that technology is a great challenge to our spiritual vigilance, let us use it only as a tool and not as a source of truth and salvation. In this way, we will keep our eyes fixed on the eternal truths of the Gospel, which will never pass away.
El fin de nuestro año litúrgico está a la vuelta de la esquina. Por eso la Iglesia nos da lecturas en la Misa que hablan sobre el fin de los tiempos. En las Escrituras de hoy escuchamos sobre la destrucción del mundo con la pérdida de la luz y el derrumbe del cielo. Jesús dice que cuando estas cosas comiencen a suceder, él regresará lleno de gloria para juzgar a los vivos y a los muertos. Estas lecturas nos recuerdan que todo lo que tenemos aquí es temporal. Todo pasará excepto las palabras de Dios. Su plan de salvación se cumplirá.
Una de las cosas temporales que prevalecen en nuestro mundo moderno es la tecnología. Para muchas personas, la tecnología tiene una forma de dominar la vida, formando nuestras mentes e impactando nuestras almas. Con demasiada frecuencia, podemos esperar la versión más nueva, la última actualización, la función mejorada, etc. Esto puede llevar a un impacto negativo en nuestras vidas y en las vidas de los miembros de nuestra familia.
Jesús quiere que estemos atentos a su venida. Por obediencia, debemos mantener nuestros corazones y mentes abiertos a Dios y seguir sus mandamientos. Solo con la obediencia a la voluntad de Dios y de la Iglesia podremos alcanzar la santidad.
La tecnología puede actuar como una barrera, ya que muchas veces escuchamos a personas que están “demasiado ocupadas” para pasar tiempo en oración o reflexionar sobre la palabra de Dios, pero hoy en día tenemos todo el tiempo del mundo para dedicarlo a las redes sociales, el entretenimiento, mensajes instantáneos, etc. Cuando esto está desequilibrado, ponemos en peligro nuestra relación con Dios. Las redes sociales pueden reemplazar nuestra necesidad de obedecer la voz interior de Dios en medio de nosotros. Se hace más fácil escuchar otras voces y confiar en ellas en lugar de confiar en la voz de nuestra conciencia debidamente formada según los mandamientos de Dios.
Sabemos también que las redes sociales también pueden limitar la comunicación dentro de la familia. La familia es donde hay amor, respeto y apoyo mutuos. La tecnología ha cambiado la forma en que nos relacionamos unos con otros. Miramos más las pantallas que las caras de los demás. Nos dejamos absorber por la tecnología en lugar de pasar tiempo aprendiendo cómo está cada miembro de la familia. Aunque la tecnología es una herramienta útil, tiene el potencial de reemplazar las relaciones familiares.
En el evangelio de este fin de semana se nos invita a estar atentos y alertas. Jesús nos llama a fijar nuestra mirada solo en Él, que es nuestro Señor y Salvador. La tecnología debe servirnos y no esclavizarnos. Debe usarse con sabiduría de manera que no interrumpa nuestra obediencia a Dios, nuestras amistades y nuestras relaciones familiares. Debemos permanecer vigilantes como dice el Señor para que no nos apeguemos a nada ni nos distraigamos con las cosas superficiales de este mundo.
Mientras continuamos en constante vigilancia, pidamos al Señor que nos ayude a estar siempre preparados para su venida, a través de la oración, la conversación tranquila y genuina con nuestra familia y otras personas. Reservemos un tiempo de silencio donde podamos escuchar la voz de Dios y disfrutar de una presencia genuina entre nosotros. Acerquémonos al fin de los tiempos, sabiendo que la tecnología es un gran desafío para nuestra vigilancia espiritual, utilicémosla solo como una herramienta y no como una fuente de verdad y salvación. De esta manera mantendremos la mirada fija en las verdades eternas del Evangelio, que nunca pasarán.