From your Pastor…
My heart is filled with profound gratitude as the rectory will be graced with the presence of three valued women in my life: my mom, Eva, my sister, Lourdes and my niece, Anahí. They will be among us for two weeks. They are visiting from Colima, Mexico. They are a reminder to me of how blessed I am for the precious moments I get to spend with them. They bring to my mind the many blessings that the Lord has bestowed upon me. Psalm 133:1, “How good and how pleasant it is when God’s people dwell together as one!”
When I spend time with my mom, she brings memories of that love she showed me in my childhood which still bring a flame to my heart. Her faithfulness to the Catholic Church and her love of the Lord has nurtured my own relationship with God as well as my vocation as a priest. Her example gives me the strength that I need for ministry in good times and in bad. As you may remember, my father has passed away and so the time I am able to spend with my mom is particularly precious.
Spending time with my sister doesn’t only create a stronger bond between us as siblings but also a reminder of the need to serve. My sister is a servant. She is a virtuous woman who looks out for the needs of others. Her selflessness is an inspiration to me and strengthens the love between us.
My niece, Anahí is already 20 years old and studying International Business. Even though she is a young adult she retains the joy and gift of innocence. Her childlike faith brings a great amount of happiness when we are together. She brings a refreshing sense of youthful energy to the rectory. My time with her is sacred and unforgettable and I cherish it in my heart.
Spending quality time with family is a great blessing. I look forward to great conversations, wonderful meals, and unforgettable memories. I thank God for the gift of family and encourage you to do so as well.
Sincerely,
Rev. Miguel González
De parte de su Pastor…
Mi corazón se llena de profunda gratitud porque la rectoría será honrada con la presencia de tres mujeres valiosas en mi vida: mi mamá Eva, mi hermana Lourdes y mi sobrina Anahí. Estarán entre nosotros durante dos semanas. Están de visita desde Colima, México. Ellas son un recordatorio para mí de lo bendecido que soy por los preciosos momentos que paso con ellas. Me recuerdan las muchas bendiciones que el Señor me ha otorgado. Salmo 133:1, “¡Qué bueno y qué tierno es ver a esos hermanos vivir juntos!
Cuando paso tiempo con mi mamá, ella me trae recuerdos de ese amor que me mostró en mi infancia y que todavía encienden mi corazón. Su fidelidad a la Iglesia Católica y su amor al Señor han nutrido mi propia relación con Dios así como mi vocación como sacerdote. Su ejemplo me da la fuerza que necesito para el ministerio en los buenos y en los malos momentos. Como recordarán, mi padre falleció y por eso el tiempo que puedo pasar con mi mamá es particularmente valioso.
Pasar tiempo con mi hermana no sólo crea un vínculo más fuerte entre nosotros como hermanos, sino también un recordatorio de la necesidad de servir. Mi hermana es servicial. Es una mujer virtuosa que vela por las necesidades de los demás. Su abnegación es una inspiración para mí y fortalece el amor entre nosotros.
Mi sobrina Anahí ya tiene 20 años y estudia Negocios Internacionales. Aunque es una joven adulta, conserva la alegría y el don de la inocencia. Su fe infantil trae mucha felicidad cuando estamos juntos. Ella aporta una refrescante sensación de energía juvenil a la rectoría. Mi tiempo con ella es sagrado e inolvidable y lo atesoro en mi corazón.
Pasar tiempo de calidad en familia es una gran bendición. Espero tener buenas conversaciones, comidas maravillosas y recuerdos inolvidables. Doy gracias a Dios por el don de la familia y los animo a ustedes a hacerlo también.
Sinceramente,
Rev. Miguel González