From your Pastor
Jesus Christ is the founder of the one, holy, catholic and apostolic Church. He left the disciples with a mandate to preach the Good News and challenge people to be baptized “In the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit” (Mathew 28). Throughout the centuries many people have become a member of this family of faith. Today, some people are Catholic because they were simply born and baptized into the faith. That is fine, but we all know people who were born Catholic and then they fell away. This “cultural Catholicism” is not a solid foundation for most people. An adult faith is one in which a person can explain why they are Catholic without relying on the circumstances of birth. Upon reflection and prayer, these Catholics point to things like history, the papacy and the Eucharist in explaining why they remain rooted in the Church.
In the gospel of Mathew, we find Jesus saying to Peter, “And I tell you, you are Peter, and on this rock, I will build my church, and the gates of Hell will not overcome it. I will give you the keys to the kingdom of heaven; whatever you bind on earth will be bound in heaven, and whatever you lose on earth will be loosed in heaven” (Mathew 16). This passage provides the scriptural foundation for us to know that Jesus is the very one who established the Church having Peter as the first leader or as we commonly know as the first Pope.
The center of our belief in the Church is the Eucharist. Through the Eucharist, we enter into communion with God himself. Holy Communion is brought about through the hands of a priest who repeats the words of Jesus at the Last Supper and changes ordinary bread and wine into the body, blood, soul, and divinity of Jesus.This is called “transubstantiation.” While the elements look like bread and wine, their substance has been changed into Jesus himself.
The Council of Trent in the 16th-century affirmed that Christ is truly, really, and substantially present in the sacrament. St. Thomas Aquinas calls it the sacrament of sacraments, St. John Chrysostom says that it is the transformative encounter with Christ: “When you see the Body of Christ set before you, say to yourself: ‘Because of this Body I am no longer earth and ashes, no longer a prisoner, but free.” The teaching on the Eucharist is faithfully handed on by the teaching authority or magisterium of the Church. St. Ignatius wrote, “Wherever the bishop appears, let the people be there; just as wherever Jesus Christ is, there is the Catholic Church” (Letter to the Smyrnaeans, 8:2). With this statement he emphasized that we should live in unity with the church and the bishop in order to be in communion with God. The Church maintains this apostolic succession down to the present day through our own bishop.
We thank God for the great gift of His Church founded by Jesus Christ. This true and only Church of Christ is one, holy, catholic and apostolic.
Sincerely,
Rev. Miguel González
De parte de su Pastor…
Jesucristo es el fundador de la única Iglesia, santa, católica y apostólica. Dejó a los discípulos con el mandato de predicar la Buena Nueva y desafiar a la gente a ser bautizados “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28). A lo largo de los siglos, muchas personas se han convertido en miembros de esta familia de fe. Hoy en día, algunas personas son católicas simplemente porque nacieron y fueron bautizadas en la fe. Eso está bien, pero todos conocemos a personas que nacieron católicas y luego se apartaron. Este “catolicismo cultural” no es una base sólida para la mayoría de la gente. Una fe adulta es aquella en la que una persona puede explicar por qué es católica sin depender de las circunstancias de su nacimiento. Tras la reflexión y la oración, estos católicos señalan cosas como la historia, el papado y la Eucaristía para explicar por qué permanecen arraigados en la Iglesia.
En el evangelio de Mateo, encontramos a Jesús diciéndole a Pedro: “Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.” (Mateo 16). Este pasaje proporciona el fundamento bíblico para que sepamos que Jesús es quien estableció la Iglesia teniendo a Pedro como el primer líder o como comúnmente lo conocemos como el primer Papa.
El centro de nuestra creencia en la Iglesia es la Eucaristía. A través de la Eucaristía entramos en comunión con Dios mismo. La Sagrada Comunión se realiza a través de las manos del sacerdote que repite las palabras de Jesús en la Última Cena y transforma el pan y el vino ordinarios en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesús. Esto se llama "transustanciación". Si bien los elementos parecen pan y vino, su sustancia se ha transformado en el mismo Jesús.
El concilio de Trento del siglo XVI afirmó que Cristo está verdadera, real y sustancialmente presente en el sacramento. Santo Tomás de Aquino lo llama el sacramento de los sacramentos, San Juan Crisóstomo dice que es el encuentro transformador con Cristo: “Cuando veas el Cuerpo de Cristo puesto ante ti, dite a ti mismo: 'Por causa de este Cuerpo ya no soy tierra ni cenizas, ya no soy prisionero, sino libre”. La enseñanza sobre la Eucaristía es fielmente transmitida por la autoridad docente o magisterio de la Iglesia. San Ignacio escribió: “Dondequiera que aparezca el obispo, que esté el pueblo; así como dondequiera que esté Jesucristo, allí está la Iglesia católica” (Carta a los de Esmirna, 8,2). Con esta afirmación enfatizó que debemos vivir en unidad con la Iglesia y el obispo para estar en comunión con Dios. La Iglesia mantiene esta sucesión apostólica hasta el día de hoy a través de nuestro propio obispo.
Damos gracias a Dios por el gran regalo de Su Iglesia fundada por Jesucristo. Esta verdadera y única Iglesia de Cristo es una, santa, católica y apostólica.
Sinceramente,
Rev. Miguel González