Today is the last Sunday in Ordinary Time. We finish with the 33rd Sunday to then be followed next week by the Solemnity of Christ the King. As the liturgical year draws to a close we hear messages in the scripture that call our attention to the end of our lives and to the end of time. All of us want to hear these words from Jesus as we take our last breath and pass from this world to the next: “Well done, good and faithful servants.” This Sunday’s gospel reminds us that if we would like to hear these words we need to strive to live as people in the world but not OF the world.
One of the ways in which we live the Lord’s expectations of us is to recognize the many gifts and blessings he has given us and to find ways to use those gifts in service of others. In serving others, we give glory to God. The master in the gospel doesn’t tell people what to do with their talents but he expects them to be creative and to not procrastinate. God doesn’t really need the talents back but His desire is for us to use them in service and thereby bring about a greater sense of justice, peace, kindness and harmony in our world. The bottom line is that if we use our gifts and talents in a worthy way then we are well along to road to our salvation.
Let us ask the Lord that we might fight against laziness or procrastination when it comes to our lives of service. May we show our faithfulness, even in bad times, so that we might bear much fruit here which will lead us to salvation in the Kingdom.
Sincerely
Fr. Miguel González
en español:
Hoy es el último domingo del tiempo ordinario. Terminamos con el domingo 33, seguido la próxima semana por la Solemnidad de Cristo Rey. A medida que el año litúrgico llega a su fin, escuchamos mensajes en las Escrituras que llaman nuestra atención sobre el final de nuestras vidas y el final de los tiempos. Todos queremos escuchar estas palabras de Jesús mientras damos nuestro último aliento y pasamos de este mundo al siguiente: “Bien hecho, siervo bueno y fiel.”. El evangelio de este domingo nos recuerda que, si queremos escuchar estas palabras, debemos esforzarnos por vivir como personas en el mundo, pero no como DEL mundo.
Una de las formas en que vivimos las expectativas que el Señor tiene de nosotros es reconocer los muchos dones y bendiciones que nos ha dado y encontrar formas de usar esos dones al servicio de los demás. Al servir a los demás, damos gloria a Dios. En el evangelio, el maestro no le dice a la gente qué hacer con sus talentos, pero espera que sean creativos y no posterguen las cosas. Dios realmente no necesita que le devolvamos los talentos, pero su deseo es que los usemos para servir y, por lo tanto, generemos un mayor sentido de justicia, paz, bondad y armonía en nuestro mundo. La conclusión es que, si usamos nuestros dones y talentos de una manera digna, estaremos bien dirigidos por el camino a nuestra salvación.
Pidamos al Señor que podamos luchar contra la pereza o el dejar las cosas para después cuando se trata de nuestra vida de servicio. Que demostremos nuestra fidelidad, incluso en los malos tiempos, para que demos aquí mucho fruto que nos lleve a la salvación en el Reino.
Sinceramente,
Rev. Miguel González