When talking about constructing a building to worship the Lord and to cel-ebrate the sacraments it is important that we think about the building as a sacred place. All too often, we do not take this into consideration when building a new church. The focus on building churches over the last sever-al decades has been on the practical and conventional. Many resemble the-atres or public auditoriums rather than buildings which lift our hearts and minds to heaven. They look more like this world rather than the world to come.
As we look back on the many centuries of Catholic architecture, we see countless examples of beautiful churches and majestic cathedrals which reflect our belief in the transcendence of God. Some of these churches have inscribed above their entrance a Latin phrase – Domus Dei et Porta Caeli – which means “The House of God and Gate to Heaven”.
A House of God is a place set apart in order for us to come and be in con-tact with the Almighty. We come to give thanks and to worship him be-cause that is embedded in our very selves. That House of God become for us as the bible says: our Holy Mountain, our Desert, the Upper Room, the Holy City.
As we think about our own new church building, my hope is that we can truly build a “House of God and the Gate To Heaven”. What makes the House of God sacred are things like noble materials – real wood, natural stone, and solid brass as opposed to plastic, laminate, and polyester. The beauty of our new church has the power to convert hearts and attract people to the beauty of our God.
Let us continue praying for the merging of our parishes that our future building might be a House of God and a Gate to Heaven.
Sincerely,
Rev. Miguel González
en Español: Notas del Párroco
Cuando hablamos a cerca de construir un edificio para adorar al Sen or y celebrar los sacramentos es importante que pensemos en el edificio como un lugar sagrado. Con demasiada frecuencia, no tomamos esto en consideracio n cuando construimos una nueva Iglesia. El enfoque en la construccio n de Iglesias en las u ltimas de cadas ha estado en lo pra ctico y convencional. Muchos se asemejan a teatros o auditorios pu blicos en lugar de edificios que eleven nuestros corazones y mentes al cielo. Se parecen ma s a este mundo que al mundo por venir.
Al mirar la arquitectura cato lica de los siglos pasados, vemos innumerables ejemplos de hermosas Iglesias y majestuosas catedrales que reflejan nuestra creencia en la trascendencia de Dios. Algunas de estas Iglesias han inscrito por encima de su entrada una frase latina – Domus Dei et Porta Caeli – que significa “La Casa de Dios y Puerta al Cielo”.
Una Casa de Dios es un lugar aparte para que podamos entrar y estar en contacto con el Todopoderoso. Venimos a dar gracias y a adorarle porque eso esta incrustado en nosotros mismos. Esa Casa de Dios se vuelve para nosotros como dice la Biblia: nuestra Santa Montan a, nuestro Desierto, el Cena culo, la Ciudad Santa.
Mientras pensamos en nuestra nueva Iglesia, espero que podamos construir una “Casa de Dios y la Puerta al Cielo”. Lo que hace que la Casa de Dios sea sagrada son los materiales nobles – madera real, piedra natural y lato n macizo en oposicio n a pla stico, laminado y polie ster. La belleza de nuestra nueva Iglesia tiene el poder de convertir los corazones y atraer a la gente a la belleza de nuestro Dios.
Continuemos orando por la fusio n de nuestras parroquias para que nuestro futuro edificio sea una Casa de Dios y una Puerta al Cielo.
Sinceramente,
Rev. Miguel González