“Love rejoices with others” is the focus of our meditation today. One of the true expressions of love is when we are able to genuinely rejoice at the successes, accomplishments, and blessings achieved and received by other people. This passage, “Love rejoices with others”, is tested through situations like when a neighbor gets a big job promotion and salary raise or when a daughter’s best friend is accepted into a prestigious university. Moreover, what is our attitude when a relative wins 10 thousand dollars in the lottery? How do we feel when a co-worker’s marriage is obviously strong and deeply loving? These situations can test our ability to love because they have the power to make us jealous.
One of the ways we can rejoice with others is to empathize with them and to imagine the joy they must be feeling. We don’t want others to suffer or to be unhappy. We don’t want to be cruel or bitter. Therefore, when we imagine another person’s joy, it helps to be happy for them and with them.
In addition, rejoicing with others becomes a little easier when we take stock of our own blessings from God. No, we may not have won the lottery or have a daughter accepted into Harvard, but we nonetheless have received many of our own unique blessings from God---they just happen to be different.
It is pleasing to Our Lord when we find happiness in the successes of our brothers and sisters. It is a graced time when we can rejoice with the blessings received by family, friends, and fellow parishioners. We pray that God would give us the grace we need to be mature disciples of Christ whose love always rejoices with the success of others.
Sincerely,
Rev. Miguel González
en Español:
"El amor se regocija con los demás" es el enfoque de nuestra meditación hoy. Una de las verdaderas expresiones del amor es cuando somos capaces de regocijarnos genuinamente de los éxitos, logros y bendiciones recibidos de los demás. Este pasaje, "El amor se regocija con los demás", se prueba a través de situaciones como cuando un vecino recibe una promoción de trabajo grande y aumento de sueldo o cuando el mejor amigo de una hija es aceptado en una prestigiosa universidad. Además, ¿cuál es nuestra actitud cuando un pa-riente gana 10 mil dólares en la lotería? ¿Cómo nos sentimos cuando el matrimonio de un compañero de trabajo es obviamente fuerte y profundamente amoroso? Estas situaciones pueden probar nuestra capacidad de amar porque tienen el poder de hacernos celosos.
Una de las formas en que podemos alegrarnos con los demás es empatizar con ellos e imaginar la alegría que deben sentir. No queremos que los dema s sufran o sean infelices. No queremos ser crueles o amargados. Por lo tanto, cuando imaginamos el gozo de otra persona, ayuda a sentirnos felices por ellos y con ellos.
Además, alegrarse con los logros de otros se hace un poco más fácil cuando ha-cemos balance de nuestras propias bendiciones de Dios. Es posible que no haya-mos ganado la loterí a o que una hija haya sido aceptada en Harvard, pero hemos recibido muchas diferentes bendiciones de Dios.
Es agradable a Nuestro Señor cuando encontramos felicidad en los éxitos de nuestros hermanos y hermanas. Es un tiempo agraciado cuando podemos regocijarnos con las bendiciones recibidas por la familia, amigos y feligreses compañeros. Oremos para que Dios nos dé la gracia que necesitamos para ser discípulos maduros de Cristo cuyo amor siempre se regocija en el éxito de los dema s.
Sinceramente,
Rev. Miguel González