With today’s liturgy we finish our liturgical calendar. We crown the year with the Feast of Christ, King of the Universe. As we listen the Scriptures this weekend, we are reminded of the end of times and how Jesus will come in glory to judge us according to our actions. “When the Son of Man comes in his glory, and all the angels with him, he will sit upon his glorious throne, and all the nations will be assembled before him.” It is a great cause of joy to think about seeing the glorious face of Jesus.
It is also the cause of some serious reflection because the final test of our lives will be about love. It is important to pray, to come to Mass, to say our Rosary but these should result in a deeper love for our brothers and sisters. This applies especially to those in need and to those we find it difficult to love. It is easy to love the people who agree with us, who support us, and who are like us. The challenge, of course, is to love those who don’t like us and who are different of us.
The words that we don’t want to hear from Jesus at our judgment are “Depart from me, you accursed, into the eternal fire prepared for the devil and his angels.” These words will be for those people that in some way or another consciously did not express actions of love to their neighbor, “what you did not do for one of these least ones, you did not do for me” says the Lord.
For the faithful, however, the words of Jesus will be a source of deep comfort and incredible joy, “Come, you who are blessed by my Father. Inherit the kingdom pre-pared for you from the foundation of the world.” This welcoming will be for all those people who treated their neighbor with love, with respect, and provided for them in their needs.
Let us pray for our own ongoing conversion such that the Lord will speak these words to us one day.
This coming Sincerely,
Rev. Miguel González
En Espańol:
Con la liturgia de hoy terminamos nuestro calendari litúrgico. Coronamos el año con la Fiesta de Cristo, Rey del Universo. Al escuchar las Escrituras este fin de se-mana, recordamos el final de los tiempos y cómo Jesús vendrá en gloria para juzgarnos de acuerdo a nuestras acciones. "Cuando el Hijo del Hombre venga lleno de gloria, y todos los ángeles con él, él se sentará en su trono glorioso, y todas las naciones se reunirán delante de él." Es una gran causa de alegría pensar en ver el glorioso rostro de Jesús.
Esto es la causa por la cual debemos reflexionar seriamente porque la prueba final de nuestras vidas será sobre el amor. Es importante orar, venir a Misa, rezar nuestro Rosario, pero esto debería ser el resultado de un amor muy profundo por nuestros hermanos y hermanas. Esto se aplica especialmente a los necesitados y a aquellos que nos resulta difícil amar. Es fácil amar a las personas que están de acuerdo con nosotros, que nos apoyan y que son como nosotros. El desafí o, por supuesto, es amar a los que no nos quieren y que son diferentes de nosotros.
Las palabras que no queremos escuchar de Jesús en nuestro juicio son: "Apártate de mí, maldito, vete al fuego eterno preparado por el diablo y sus ángeles". Estas palabras sera n para aquellas personas que de alguna u otra manera conscientemente no expresaron en sus acciones amor al prójimo, "lo que no hiciste por uno de estos pequeños, no lo hiciste por mí", dice el Seńor.
Para los fieles, sin embargo, las palabras de Jesús serán una fuente de profundo consuelo e increíble alegría: "Vengan benditos de mi Padre. Hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo”. Esta bienvenida será para todas aquellas personas que trataron a su prójimo con amor, con respeto y los apoyaron en sus necesidades.
Recemos por nuestra conversio n continua para que el Sen or nos diga estas palabras algún día.
Sinceramente,
Rev. Miguel González