We heard in last weekend’s gospel that people rejected the teaching of Jesus and that he was ridiculed by the people who knew him the best – the people of his own town. As he preached in other places, however, he was accepted and they were open to receiving him. He is now seen as sending his disciples out to preach and teach. He gave them specific instructions about how they were to travel, “He instructed them to take nothing for the journey.” He tells them to bring very little along with them. This may seem extreme but Jesus wanted them to have freedom and to not be burdened by unnecessary things. They were to rely on the power of the Lord as they preached rather than their own power and possessions.
We discover through the message of last Sunday as well as this Sunday that we too are called to preach and evangelize. We should target our efforts and be careful not to waste our time or be to weighed down by unnecessary distractions. The gospel has to continue being preached and offered to all those who are thirsting for the message God has to communicate. We are told than when the message is not welcome we are to “shake the dust off our feet as a sign of warning to them. "
The things of this world can absorb our time, talents and money and at the end leave us with nothing for the Lord. We can be distracted and burdened. The Lord urges us to travel lightly – setting aside anything that might block our efforts or waste our time. Elsewhere he also tells us not to store up treasures for ourselves but to use them for others and thus our own salvation. Before we go to preach the gospel, we need to be tested to see how strong is our faith. For us to really preach we have to be strong in our faith so that when the storm arrives, we might not lose balance.
To preach will never be easy. To preach requires a sense of trust that the Lord will always give us what we need – maybe not everything we want – but certainly everything we need.
With this in mind, let us leave everything in the hands of God and without burdens and distractions, let us preach the gospel with love and passion.
Sincerely,
Rev. Miguel González
en español:
Escuchamos en el evangelio del fin de semana pasado que la gente rechazó la enseñanza de Jesús y que fue ridiculizado por la gente que mejor lo conocía: la gente de su propio pueblo. Sin embargo, al predicar en otros lugares, fue aceptado y estaban abiertos a recibirlo. Ahora es visto como enviando a sus discípulos a predicar y enseñar. Les dio instrucciones específicas sobre cómo debían viajar, "Les indicó que no llevaran nada para el viaje". Les dice que traigan muy poco con ellos. Esto puede parecer extremo, pero Jesús quería que tuvieran libertad y que no se sintieran agobiados por cosas innecesarias. Debían confiar en el poder del Señor mientras predicaban en lugar de poner la confianza en sus propios poderes y posesiones.
Descubrimos a través del mensaje del domingo pasado y de este domingo que también nosotros estamos llamados a predicar y evangelizar. Debemos enfocar nuestros esfuerzos y tener cuidado de no perder nuestro tiempo o estar abrumados por distracciones innecesarias. El evangelio debe continuar siendo predicado y ofrecido a todos aquellos que están sedientos del mensaje que Dios tiene que comunicar. Se nos dice que cuando el mensaje no sea bienvenido, debemos "sacudirnos el polvo de los pies como señal de advertencia".
Las cosas de este mundo pueden absorber nuestro tiempo, talentos y dinero y al final dejarnos sin nada para el Señor. Podemos distraernos y agobiarnos. El Señor nos insta a viajar con ligereza, dejando a un lado todo lo que pueda bloquear nuestros esfuerzos o hacer perder nuestro tiempo. En otra parte también nos dice que no acumulemos tesoros para nosotros mismos, sino que los usemos para otros y, por lo tanto, para nuestra propia salvación. Antes de ir a predicar el evangelio, necesitamos ser probados para ver cuán fuerte es nuestra fe. Para poder predicar de verdad tenemos que ser fuertes en nuestra fe para que cuando llegue la tormenta, no perdamos el equilibrio.
Predicar nunca será fácil. Predicar requiere un sentido de confianza en que el Señor siempre nos dará no todo lo que queremos, pero ciertamente todo lo que necesitamos.
Con esto en mente, dejemos todo en manos de Dios y sin cargas ni distracciones, prediquemos con amor y pasión el evangelio.
Sinceramente,
Rev. Miguel González