From your Pastor…
Leonardo da Vinci’s painting of the “Last Supper” encapsulates a crucial moment in Christian history. This was the final meal that Jesus shared with his disciples before his crucifixion. It is the event where Jesus institutes the Holy Sacrifice of the Mass by telling his apostles to “do this in memory of me.” This allows us to receive the body, blood, soul, and divinity of Our Lord to this very day.The Last Supper is obviously not just a piece of art for Catholics. It is a profound act of love being expressed by Jesus through the gift of his very self in the Eucharist. Leonardo da Vinci attempted to express this great mystery through his famous painting. It has become very popular and well known to people throughout the world.
This is why it was such a disgrace that the opening ceremonies of the Olympic Games in France included a parody of DaVinci’s Last Supper using drag queens for the Apostles. Jesus was played by a self-described “love activist” who also claims to be “a fat, Jewish, queer lesbian…” Christians throughout the world were offended at this warped depiction of the Last Supper. As a global event, the Olympic Games is meant to unify. Through competition and sportsmanship, the Olympics bring together many cultures and traditions who find unity in our common humanity. Mocking the Last Supper did nothing to contribute to the timeless values of the Olympic Games.
The French Conference of Catholic Bishops issued a statement in which they said, “The opening ceremony included scenes of derision and mockery of Christianity, which we deeply deplore.” They went on to offer words of comfort for all Christians worldwide who were “hurt by the excess and provocation of certain scenes."
I encourage everyone to send a respectful email to the Olympic Games Committee expressing your concern and any hurt you have because of this event. You may find the email on their website. I sent my note last week. Perhaps our collective voices might help them come to a deeper appreciation and respect for people of faith. May the Olympics be a source of unity and not division.
Sincerely,
Rev. Miguel González
De parte de su Pastor…
La pintura de Leonardo da Vinci de la “Última Cena” resume un momento crucial en la historia cristiana. Esta fue la última comida que Jesús compartió con sus discípulos antes de su crucifixión. Es el evento en el que Jesús instituye el Santo Sacrificio de la Misa diciéndoles a sus apóstoles "hagan esto en memoria mía". Esto nos permite recibir el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor hasta el día de hoy. Evidentemente, la Última Cena no es sólo una obra de arte para los católicos. Es un profundo acto de amor expresado por Jesús a través del don de sí mismo en la Eucaristía. Leonardo da Vinci intentó expresar este gran misterio a través de su famosa pintura. Se ha vuelto muy popular y conocida entre personas de todo el mundo.
Por eso fue tan vergonzoso que en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Francia se incluyera una parodia de la Última Cena de DaVinci utilizando reinas drag para los Apóstoles. Jesús fue interpretado por una autodenominada “activista del amor” que también afirma ser “una lesbiana gorda, judía y queer…”. Los cristianos de todo el mundo se sintieron ofendidos por esta representación deformada de la Última Cena. Como evento global, los Juegos Olímpicos están destinados a unificar. A través de la competencia y el espíritu deportivo, los Juegos Olímpicos reúnen muchas culturas y tradiciones que encuentran unidad en nuestra humanidad compartida. Burlarse de la Última Cena no contribuyó en nada a los valores intemporales de los Juegos Olímpicos.
La Conferencia Francesa de Obispos Católicos emitió un comunicado en el que decía: "La ceremonia de apertura incluyó escenas de escarnio y burla del cristianismo, que deploramos profundamente". Luego ofrecieron palabras de consuelo para todos los cristianos del mundo que se han sentido "heridos por el ultraje y la provocación de ciertas escenas"
Animo a todos a que envíen un correo electrónico respetuoso al Comité de los Juegos Olímpicos expresando su preocupación y cualquier dolor que sientan por este evento. Puede encontrar el correo electrónico en su sitio web. Yo envié mi nota la semana pasada. Quizás nuestras voces colectivas puedan ayudarlos a lograr un aprecio y un respeto más profundos por las personas de fe. Que los Juegos Olímpicos sean fuente de unidad y no de división.
Sinceramente,
Rev. Miguel González