In recent years, one of the more difficult realities in the Catholic Church in the United States has been the closing and merging of parish churches. Huge immigrant populations of Italians, Germans, and Irish built massive churches in the Northeast and Midwest in the 19th and 20th centuries. Today, however, suburban flight and Catholic population shifts to the South and Southwest United States have resulted in painful closures and mergers. This process of changing and closing parishes was addressed in an article by Mr. Barry Hudock, which I recently discovered.  In his article, Mr. Hudock points out the large number of cities & dioceses which are closing or merging churches which include: the Archdiocese of Baltimore, Boston, Chicago, New York, and Philadelphia, and the diocese of Belleville Illinois; Erie Pennsylvania; Evansville Indiana; Pittsburg; Saginaw Michigan; Sioux City Iowa; Trenton New Jersey; and Winona Minnesota. Others that have merged include: Albany New York; Cleveland; Grand Rapids Michigan; Metuchen New Jersey; Scranton Pennsylvania, Toledo Ohio, and Yakima Washington, and others.

This merging is happening for many reasons:

• Shifting demographics, resulting in diminishing Catholic populations, especially in the Northeast and Midwest.
• Cultural secularization, which means fewer active Catholics in the pews and fewer envelopes in collection baskets./li>
• A priest shortage, therefore fewer clergy to serve the Catholics.
• The clergy sex abuse scandal, which has pushed still more Catholics away and meant hundreds of millions of dollars spent in legal settlements to victims that might otherwise have been used to support pastoral programs and infrastructure.

With God’s grace, the Church will continue to find solutions to the complex problems outlined above. We know first-hand what it is like to go through the process of merging. Let us continue to trust in the Lord as we pray for our community and work together to grow and strengthen the Body of Christ.

Sincerely,
Rev. Miguel González

en Español:

En los últimos años, una de las realidades más difíciles en la Iglesia Católica en los Estados Unidos ha sido el cierre y la fusión de las iglesias parroquiales. Enormes poblaciones inmigrantes de italianos, alemanes e irlandeses construyeron iglesias masivas en el noreste y el medio oeste en los siglos XIX y XX. Hoy en día, sin embargo, el suburbio y la población católica se desplaza hacia el sur y el suroeste de los Estados Unidos, lo que ha dado lugar a dolorosos cierres y fusiones de Iglesias. Este proceso de cambiar y cerrar parroquias fue tratado en un artículo del Sr. Barry Hudock que descubrí recientemente.  En su artículo, el Sr. Hudock señala el gran número de ciudades y diócesis que están cerrando o fusionando iglesias las cuales incluyen: la Arquidiócesis de Baltimore, Boston, Chicago, Nueva York y Filadelfia, y la diócesis de Belleville, Illinois; Erie, Pensilvania; Evansville, Indiana; Pittsburg; Saginaw, Michigan; Sioux City, Iowa; Trenton, Nueva Jersey; Y Winona, Minnesota. Otras que se han fusionado incluyen: Albany, Nueva York; Cleveland; Grand Rapids, Michigan; Metuchen, Nueva Jersey; Scranton, Pensilvania; Y Toledo, Ohio, Yakima, Washington entre otras.

Esta fusión está ocurriendo por muchas razones:

• Demografía cambiante, que resulta en la disminución de las poblaciones católicas, especialmente en el noreste y el medio oeste.
• La secularización cultural, que significa menos católicos activos y menos donaciones en la colecta.
• Una escasez de sacerdotes, por lo tanto, menos clero para servir a los católicos.
• El escándalo del abuso sexual del clero, que ha empujado aún más a los católicos y significó cientos de millones de dólares gastados en asentamientos legales a las víctimas que de otra manera podrían haber sido usadas para apoyar programas e infraestructura pastoral.

Con la gracia de Dios, la Iglesia continuará encontrando soluciones a los problemas
complejos mencionados. Sabemos de primera mano lo que es pasar por el proceso de fusión. Continuemos confiando en el Señor mientras oramos por nuestra comunidad y trabajamos juntos para crecer y fortalecer el Cuerpo de Cristo.

Sinceramente,
Rev. Miguel González